Soy Rocío Hek, Lic. en Psicopedagogía, diplomada en evaluación y tratamiento neurocognitivo y en gestión educativa. Vivo en Bariloche y soy apasionada por la psicopedagogía y el juego.
Trabajo en consultorio privado, realizando evaluación y tratamiento neurocognitivo en niños/as y adolescentes.
Soy integrante de un EOE nivel secundario, coordinando el proyecto institucional de inclusión.
Brindo espacios de formación en temáticas de la psicopedagogía en la escuela y tratamiento psicopedagógico.
Exploro mi creatividad armando materiales versátiles pensados para mis pacientes, ¡y acá vas a poder conocerlos y usarlos vos también!
Estudié en Bahía Blanca y cuando termine me volví a mi amado Bariloche.
En el 2016 comence a brindar talleres de juego para niños/as, con un enfoque pedagógico. ¡Quería combinar la psicopedagogía con el juego!
Así seguí hasta el 2020 que ¡pum! lo que todos sabemos... pandemia. Y la gran palabra que me acompaño: REINVENTARME.
Seguí con mi página de instagram en la que tímidamente iba compartiendo sobre mis talleres. Con tanto tiempo en casa y mi lado autodidacta empecé a hacer materiales que compartía de forma gratuita.. ¡Y empezamos a crecer!
Después vinieron los materiales descargables, las capacitaciones, los encuentros con colegas, los espacios de asesoría de educación.
Y ahora... este espacio, que es un pasito más que me acerca a concretar mis deseos de movilizar la psicopedagogía y que sigamos armando red, porque soy una convencida de que aprendemos con otros/as.
¡Te invito a aprender juntas/os!
Ahí volando estoy yo, y ese fue el momento en que decidí que el logo de ¡A Jugar Psicope! era un globo aerostático.
Hace unos años tuve la posibilidad hermosa de cumplir el sueño de volar en globo aerostático y justo estaba en pleno desarrollo de los talleres de juego que dieron origen a esta página.
Mientras volábamos nos contaron cómo funciona y en ese instante supe que el logo era un globo.
La cosa es así: el globo aerostático funciona (expertos abstenerse porque la explicación es criolla) con unos hilos que van marcando la dirección y que deben moverse con delicadeza, para poder mantener la estabilidad, para esto hay que tener en cuenta el viento. Y como amo las analogías, lo entendí así:
Bajaba de la montaña... y quienes lo hicieron tal vez hayan experimentado ese tiempo de silencio e instrospección.
Ahí, pensaba en cómo llamar a mi taller, buscaba un nombre que representara lo que ibamos a hacer, ¡A Jugar! nació ahí en la montaña, como respuesta a que todo lo que ibamos a hacer iba a estar atravesado por el juego.
Y hoy, que ¡A Jugar! es mucho más que un taller, vuelvo a preguntarme qué representa ese nombre, y me respondo, aunque no de forma estática, que para mí jugar animarme a probar, a desafiarme. Juego en el consultorio, juego cuando diseño propuestas y también juego cuando doy capacitaciones ... porque sí, el juego nos predispone al aprendizaje... seamos niños/as o adultos/as.